Los árboles sin hojas también viven

Un árbol sin hojas, con sus ramas desnudas y su tronco expuesto, podría parecer muerto. Sin embargo, su vida sigue palpitando. Está en pausa, pero no ha dejado de existir. Cada invierno es una prueba de resiliencia: el árbol se adapta al frío, se protege y guarda su energía para brotar con más fuerza cuando llegue el tiempo adecuado.


En nuestra vida, también atravesamos temporadas donde nos sentimos despojados de todo: de alegría, de fuerzas, de esperanza. Las pérdidas y las dificultades pueden dejarnos como esos árboles desnudos, aparentemente frágiles y estáticos. Sin embargo, al igual que ellos, seguimos vivos. Nuestra energía está enfocada en sostenernos desde dentro, en encontrar maneras de adaptarnos y resistir.


La resiliencia no siempre se manifiesta en grandes actos de valentía; a veces, simplemente está en mantenernos en pie cuando todo a nuestro alrededor parece haberse derrumbado. Es confiar en que el ciclo natural de la vida nos llevará, eventualmente, a florecer de nuevo.


Los árboles sin hojas nos enseñan que incluso en las etapas de mayor vulnerabilidad, existe una fortaleza latente. En sus raíces, en su interior, está la certeza de que esto también pasará. Y así, al igual que ellos, podemos aprender a vivir desde esa esperanza, aceptando que hay momentos para pausar, para resistir, y luego para renacer.


Siempre me ha fascinado caminar entre árboles en pleno invierno. Hay algo en su desnudez que me conmueve profundamente. En un momento de mi vida, me sentí igual: vacía, frágil, como si todo lo que me daba sentido hubiera caído, como las hojas en otoño. Pero entonces, al mirar esos árboles, me di cuenta de algo: seguían allí. Aunque parecían inmóviles y vulnerables, su vida continuaba bajo la superficie, silenciosa pero firme. Me enseñaron que la fortaleza no siempre es visible y que incluso en los momentos de mayor vulnerabilidad, la vida sigue latiendo dentro de nosotros. Esa lección me acompaña cada vez que atravieso un invierno emocional.


Piensa en qué aspectos de tu vida te sientes despojado o en pausa. Escribe sobre ello y luego busca un árbol sin hojas en la naturaleza. Obsérvalo y recuerda que también estás lleno de vida, aunque no lo parezca. Usa esta imagen como símbolo de tu resiliencia.


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